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El mantero camina con prisa por las calles del polígono Badalona Sud. Es alto y fuerte. Sobre la cabeza lleva una gran bolsa que sujeta con ambas manos. “No puedo hablar. Tengo mucho trabajo”, corta al periodista que le ha salido al paso. El mantero entra en una tienda de venta de calzado al por mayor ubicada en la avenida del Maresme. Es una de las muchas naves regidas por chinos que se han instalado en el polígono en los últimos años. Dos compañeros se le unen y cargan en bolsas docenas de zapatillas deportivas. Pagan en efectivo.
Las bambas están fabricadas en China, pero no lucen marca en el exterior. El encargado de la tienda asegura que ellos no venden artículos falsificados. “Ponen multas muy grandes”, comenta. También afirma que la policía hace inspecciones frecuentemente. “No pongas el nombre de la tienda, que he hablado demasiado”, solicita. (…)